Vueling

lunes, 23 de marzo de 2009

EL CRISTAL CON QUE SE MIRA



Es anochecer de tonos grises, apático, monótono, quizás hasta algo absurdo pero, sobreponiéndome al desastre, sigo caminando por la acera, obligado camino y caminar que, como el agua del río, siempre me conduce al mismo punto, al café de la esquina anónima; allí donde tantos otros van cada noche a ... ¿a qué? ¿a dejarse la vida a jirones sobre esas sillas de hierro forjado?, siempre colocadas en la misma posición, no sé si por un profundo e incomprendido capricho del dueño o porque su peso no nos permite moverlas.

Sí, camino cansado de no saber donde ir, malgastando el poco cuero que aún le quedan a mis zapatos, como si levantar mis pies al caminar fuera un problema de equilibrio; aunque puede que lo sea, más mental que físico, que la monotonía de la línea de mi horizonte mental se pierde en la niebla que poco a poco se va levantando, mientras avanzo hacia la nada.

A medida que me acerco, busco con la mirada al que sé que ya nunca volverá; no me importa, seguiré haciéndolo, seguiré creyendo que tras alguna farola, perdido en la nebulosa de su opaca luz, él se encuentra escondido, como tantas veces me hiciera aquellos años que anduvimos intercambiando recuerdos, esperanzas, ambiciones, sueños flotando entre las notas del viejo blues que tanto nos gustaba oír en nuestro viejo café; entre el humo nostálgico de nuestros cigarrillos, perdidos el tiempo y la razón porque, cuando se está con un gran amigo, que poco importa lo demás.

Ya llego si, otra noche que no aparece y, encogiéndome de hombros, abro la puerta y entro, dejándome llevar por mi desganada inercia a la misma mesa, a la misma silla, y espero pacientemente que me traigan mi eterno café, mientras dejo que mis pensamientos se mezan al compás del blues que siempre suena; al final me volveré a hacer la misma pregunta: ¿Para esto he luchado toda mi vida y he llegado a esta edad?

4 comentarios:

febade dijo...

Hola Incongruente
La nostalgia...
Yo no tengo sus años, ni siquiera la mitad de sus experiencias, pero si que es cierto que he sentido más de una vez la nostalgia de un recuerdo.

LLegamos a cierta edad sin haber hallado las respuestas que con tanto ímpetu nos acechan. Uno mira hacia atrás y sólo siente la evanescencia de una vida que debió de ser más.
¿Dónde encontrar la satisfacción de una vida?
Al final, una vez terminado el puzzle, nos preguntamos: ¿y ahora qué?
Me gustó mucho
Un saludo

Daniel Hermosel Murcia dijo...

¿Precuela de aquél viejo café bubokiano? ;) Las atmósferas interior y exterior estan muy logradas. Buen trabajo. Aunque la pregunta final no me cuadra mucho, tal vez me haya perdido algo :?

Anónimo dijo...

Vaya, parece que no soy el único nostálgico últimamente, pero bueno, como han dicho, tendrás más experiencia en recuerdos que yo -al fin y al cabo, tienes bastantes más.
Buena reflexión, bien llevada. Enhorabuena.

adelaida dijo...

No está nada mal, llegar a cierta edad al compás del blues.