Vueling

martes, 17 de marzo de 2009

DIALOGOS

Contestación a Blanca de Incongruente

Hoy intentaré comentar tu aportación, Blanca, si me lo permites, pues aunque avanzas mucho en mi idea del desarrollo de este diálogo y te saltas algunos peldaños que me gustaría tocar, no quiero que pienses que no tengo en cuenta tu opinión.
En medio de tu opinión, te haces una interesante pregunta: ¿Existe Dios?. Bien, mi contestación es clara y para nada relacionada con mis potenciales creencias. Dios existe desde el mismo instante en que tu mente “piensa” en Él. ¿Por qué? Me preguntarás. ¿Es que acaso también existen los monstruos que de pequeñitos hemos creado en nuestras imaginaciones? Y te sigo contestando: De la misma forma, y lo hago contundentemente, porque entiendo que tú, como yo, somos un “pensamiento” de alguien o algo. Al igual que el universo donde residimos.
Yo puedo ser un monoteísta, un politeísta, un ateo, un panteísta…, pero lo que sí tengo muy claro es que sean mis ideas las que sean, lo que si es cierto es que existo como ser pensante y no me he autocreado. Alguien, uno o mil dioses, algo, como el propio universo (panteísmo) me han puesto en una parte de mi cuerpo un mecanismo que me hace pensar, idear, imaginar y siempre me he preguntado: ¿Para qué? ¿Para aprender a sumar y restar? ¿Para conocer y ponerle nombre a las galaxias? No, como objetivo, me han puesto ese mecanismo para “entenderlo todo”.
El proceso perfectamente pensado es que siempre estemos preguntándonos: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Dónde? ¿Quién? Mientras no hemos sabido contestarnos, le hemos echado las culpas a uno o varios dioses. Al principio esos dioses eran más cercanos a nuestra imagen, pero a medida que avanzan nuestros conocimientos, esos dioses se van “idealizando” hasta los extremos actuales. Y seguimos haciéndonos la misma pregunta: ¿Existe Dios? Y yo sigo contestándome: Aun no tienes los conocimientos necesarios para descubrirlo, pero sigue por el camino de preguntar incansablemente y poniendo todos los medios que tienes a tu alcance para ir conociendo y terminarás por contestarte. Puede que nosotros no, pero haciendo lo que hacemos, les facilitamos el camino a los que vienen y milímetro a milímetro vamos avanzando hacia la Verdad.
Blanca, ¿te has preguntado alguna vez por qué una gacela huye del león cuando lo huele? Entiendo que estarás de acuerdo que la gacela es un producto de la evolución y que, como tal, tuvo un origen. ¿Desde ese origen la gacela “teme” al león? Si existiese un dios creador, la respuesta sería bien fácil: así lo quiso y así los creó. Pero si no existe ese tal dios o, si existe, no interviene para nada en su obra ya creada, entonces debemos entender que las gacelas han “aprendido” a temer al león por instinto de conservación (no cometamos el error de preguntarnos ahora de donde sale ese instinto de conservación… pues no acabaríamos nunca).
Pues a nosotros nos pasa lo mismo, a medida que evolucionamos vamos “aprendiendo” y ese aprendizaje lo vamos trasmitiendo genéticamente, de manera que cada vez que nace una nueva generación, lo hace con una memoria más completa, más llena de información y esa información es la que va tirando por los suelos esos ídolos de barro que nuestro desconocimiento fue erigiendo a lo largo de los siglos.
¿Tirará por los suelos el conocimiento total al último dios posible? Por ahí ando deambulando sin saber qué contestar.

3 comentarios:

Mª Rosa Rodríguez Palomar dijo...

Gracias por tu visita, Incongruente, vengo a traerte el camino hacia mis poemas, no desesperes en internet todo se encuentra, justito tenía un enlace a la derecha de mis entradas en mi blog Shikihouse, pero te doy la llave de la puerta del jardín.

http://poemasdeshikilla.blogspot.com

Saludos y me pasaré por aqui de vez en cuando.

Verónica Valenzuela dijo...

Yo creo mi querido amigo, que un día el hombre será su propio Dios, tal vez en un futuro no muy lejano.
Cuanto más evolucionamos, más fuerte es nuestra convicción de que el hombre no necesita un ser superior para encauzar su vida, al menos en mi caso.

Tal y como está el mundo, no creo en un Dios justo ni despiadado.
No puedo creer en un ser universal que se supone todopoderoso, si hay niños que son violados, maltratados... y ese Dios supremo los abandona a su suerte.

Y menos en una Iglesia que pretende que sigamos en la Edad media, borregos e incultos sin capacidad de decidir sobre nuestras vidas.

Dios no dirige la mia, lo hago yo misma con mis aciertos y mis equivocaciones.
Dios no va a curar el tumor que tengo en mi rodilla, lo hará la ciencia y los médicos que durante siglos se jugaron el pellejo para acceder al conocimiento.

Dios no bajará a ayudar a mi hija a ser feliz y una persona decente, lo haremos sus padres educándola con amor.

Pero si creo que estamos aquí por un fin.
Ser felices y putear lo menos posible al que está al lado.

Espero haber logrado ese objetivo cuando repose muy vieja t arrugada en mi cama y recuerde como fue mi existencia.

Y desde luego, cuando perecemos, seguimos vivos en el alma y la memoria de aquellos que más nos han amado.
De eso sabemos mucho tu y yo verdad Alejandro ?

Un besazo desde mi retiro literario, como ves he sacado uno minutos para tí.

Anuskirrum dijo...

He llegado aquí por casualidad, y casi sin tiempo de leer más, lo leído me ha encantado.
"Facilitar el camino a los que vienen... y preguntarnos siempre, esa es la cuestión. La existencia de Dios se convierte en verdadera cuando pensamos en El, realmente cuando somos quien nos ha creado, quizás.
Hay maneras de explicar algunas cosas que transmiten y clarifican, convirtiendo una teoría en pequeños espacios de reflexión.
La capacidad comunicativa para mí es muy valiosa, y solo con este pequeña entrada que he leído, me basta para tener ganas de leer más.

Enhorabuena por ese don, seguiré leyendote.
Un saludo