Vueling

miércoles, 19 de marzo de 2008

VIAJE A NINGUNA PARTE


Navego por el espacio, sin fijar mi rumbo, desconcertado de tanto por ver, tan maravillosamente absorto en el espectáculo que se va presentando ante mí, que no quisiera seguir sin dejar alguna constancia de ello.

¿Por donde empezar?. ¿Qué describir?. ¿Qué admirar?. Es difícil entender que cuando no hay ni comienzo ni final, cuando todo es absoluto, cuando una parte del todo puede ser tan grandiosa que podría contener al todo del que forma parte, no importa donde se comienza un viaje, solo describir lo que me rodea, absorbiéndome e integrándome en él.

Pero ……. ¿quién soy?. Como siempre, lo olvidaba. ¡Tiene tan poca importancia el ser de quien contempla tanta grandiosidad!. ¿Quién soy?. Cualquier cosa insignificante, digamos ……… un corpúsculo de pensamiento con necesidad de sentir toda la belleza del Universo. Por eso, viajo desde la nada hacia el infinito y os lo cuento.

ETA Carina, curioso nombre para ese espectacular arácnido deslumbrante que aparece a mi derecha. En el centro, donde se le unen la cabeza y el cuerpo, late ese inmenso y potente corazón de energía y fuego, entre cárdeno y plata, que le hace parecer viva, dándole vida a la tela de araña que, durante tantos millones de años, estuvo tejiendo. Viro hacia su corazón y lo atravieso. ¡Soy tan pequeño!

¡Ah, visión paradisíaca aparece ante mí, cuando la cegadora luz de Carina queda a mis espaldas!. Es Monoceroti, Mon la llaman algunos, en la Constelación de El Unicornio. Queda muy cerca de Carina, a su derecha, un poco hacia abajo. Creo que es única esta supernova. Tiene forma de huevo en plena eclosión, de color entre grisáceo y marrón, dejándome ver su hipnótico, intenso e incandescente núcleo, rojo como el mismo infierno y en su centro ………… como una ostra ofreciéndome su más preciado tesoro, la más hermosa perla que nunca nadie pudiera contemplar. Derivo algo a mi izquierda, no quisiera interrumpir el amanecer de este nuevo sol que dará luz a todo lo que le rodea.

Y me acerco a la nebulosa El Cangrejo pero, antes de admirar tanta perfección, me paro a contemplar y describir, si puedo, a un pulsar que aparece sobre mi vuelo. Es de rojo intenso. ¡Tanto, que hasta mi pensamiento toma su color!. De forma helicoidal en su centro; es …… como contemplar el vuelo de los volantes de un traje de sevillana, bailando por bulerías sobre un escenario negro como la noche, como el abismo, como ese agujero negro de ahí abajo que, poco a poco me va absorbiendo. ¡Que espere un poco, que aun no llegó mi momento!. Me giro hacia mi izquierda y no puedo por menos que parar, aguantar mi respiración y dejarme mecer en éxtasis en el embelesamiento. Quisiera contemplar un momento esa fastuosa danza de fuego, sin música que la acompañe; jamás nadie supo poner música a baile tan bello, solo el propio Universo y a su ritmo bailan los neutrones magnetizados que componen este pulsar.

Al dejarme atraer por ese maléfico agujero negro, me quedo perplejo al observar a mi derecha algo casi milagroso, algo único, diferente a todo lo imaginado. Es un perfecto anillo de oro puro y, como incrustada en él y en todo su diámetro, la más transparente, fina, luminosa y perfecta esmeralda que jamás nadie pudiere contemplar; un océano calmo solidificado, como abrazándolo, montada al aire por un increíble joyero. Es la Nebulosa de El Anillo.

Y, mientras me dejo absorber, me duermo.

No hay comentarios: