Vueling

jueves, 26 de febrero de 2009

POEMA A UNA MUJER DE LUTO

¡A ti, mujer!, embalsamada en vida,

que dejaste pintar tu cuerpo en negro,

que tu voz, al hablar, habla hacia dentro,

que lloras, en silencio, tu entidad perdida.

¡A ti, mujer!, esposa, madre e hija,

que a tus padres diste tiempo, calor, cobijo,

que ocultaste tu dolor por el bien de tus hijos,

que a tu esposo diste amor, fidelidad y vida.

¡A ti, mujer!, que humillas la mirada,

cuando cruzas tus pasos con otros hombres,

que en tu fiel viudedad un nuevo amor escondes,

negando hasta ante Dios que estás enamorada.

¡A ti, mujer!, imperiosamente exijo

a romper esas cadenas voluntariamente atada,

a olvidarte para siempre de ese color pintada,

a hacer oír tu voz, tus derechos, tus motivos.

¡Viste tu cuerpo de vida!

¡Pinta tu cara de luz!

¡Calza tus pies de soltura!

¡Libera sin rubor tu juventud!.

viernes, 20 de febrero de 2009

¿CASUALIDAD O CAUSALIDAD?



No creo en la casualidad

Dura y contundente afirmación, sobre todo para una persona como yo, dueño y señor de la duda, seguidor profundo del escepticismo, no como descreído de todo, sino como dudoso de absolutamente todo, mientras no se demuestre lo contrario.

Pero, ante ese principio de causalidad tan llevado y traído, propondría un ejercicio de pensamiento.

No sé si el lector conoce la teoría del big bang, aunque solo sea a nivel filosófico; en ella, casi al instante de la gran explosión en cuyas causas no podemos entrar aun por motivos puramente filosóficos, ya que empezar a definir conceptos filosóficos al límite del teórico nacimiento del universo es algo difícil de manejar. Bien, casi al principio, apareció (científicamente hablando) la era Hadrónica, consistente en que la mayor parte del espacio ocupado por el naciente universo, por motivos claramente relacionados con la potencia e importancia de la explosión que ocasionó todo, dicho espacio se formó al ser “ocupado” por subpartículas atómicas llamadas hadrones.

Definir los hadrones es fácil, con solo acceder a cualquier página webb o libro de física subatómica, lo único que nos importa de ellos, para esta propuesta filosófica es que siendo movidos por los gluones o transmisores de la F.N.F. ( fuerza nuclear fuerte), chocan entre ellos y, cuando se dieron unas determinadas y complejísimas circunstancias, aparecieron los quarks que, uniéndose en otras determinadas circunstancias y condiciones formaron los mesones y bariones que hoy conforman el núcleo de los átomos (aquí empieza la materia tangible).

Y yo me pregunto: ¿Cuántos miles de millones de hadrones tuvieron que chocar entre ellos, a una determinada velocidad, con una específica temperatura, con el ángulo de impacto perfecto para que se diese la “CASUALIDAD” de que apareciese el primer quark? Y… ¿Cuántas miles de millones de posibilidades debieron de existir para que apareciesen los miles de millones de quarks necesarios para formar un único átomo? ¿Y para formar los miles de billones de átomos que conforman toda la materia que conocemos en la actualidad en el universo?.

Sigo preguntándome: ¿Fue casualidad que aparecieran tantos hadrones o hubo un principio de CAUSALIDAD? Y si este principio existió ¿Por qué leyes se rigió? ¿De donde sale la ley que determina que cuando dos hadrones chocan o impactan en determinadas circunstancias aparezca un quark? ¿Es acaso la ley anterior al principio de CAUSALIDAD? Y si así fuere… ¿Quién creó, inventó o dictó esa maldita ley que todo lo abarca y todos la cumplen? ¿Y las demás Leyes naturales?

Y sigo dándole vueltas a mi encanecida cabeza sin entender este absurdo ocultismo en el que se esconden tantos misterios. ¿Para qué? Si nadie lo sabrá nunca. Pues aun así, estoy absolutamente convencido que llegará el día en que alguien, uno, aquel al que le corresponda, llegará a entender el por qué; ese día descansaré en paz.

lunes, 9 de febrero de 2009

ENCUENTROS EN EL PARQUE



Ropa limpia y bien planchada, que acompañan a zapatos relucientes, cubren los ochenta años vividos que salen del portal hacia las doce. Ya entró el verano y con él, tiempos de pasear la pesada osamenta que, como la tierra calma, al pasar de los tiempos adensa y se anquilosa; dura carga para tan pocas fuerzas. Pero ¡llegó el verano! Y las ideas afloran y rejuvenecen.

Cruza hacia el parque recibiendo el fresco aire que de él proviene, como una llamada de amor atrae su instinto y caminando lentamente, se acerca vigoroso hasta las primeras sombras. Sabe donde va, siempre vuelve a su rincón de paz, donde tantas mañanas rememora su pasado, como no queriendo perder el único hilo que le queda conectado a todo lo que fue; lo demás, se perdió en el tiempo y el olvido.

Respiración agitada y pulso acelerado llegan juntos hasta su querido banco; duro, sí, pero bien recibido, porque las fuerzas y las cargas ya no se compensan. Lentamente y con esfuerzo, logra aposentar sus 29.200 días, demasiadas vivencias para su ya escasa musculatura. Pero sentado, respalda sobre el banco y, entrecerrando los ojos, sonríe.

Nada que mirar, todo está en calma y la soledad abarca hasta el infinito; se deja adormilar por el frescor del suave aire que los árboles del parque acunan entre sus hojas haciéndolo rolar a brisa, y se adormece.

-¡Hola!- oye como un susurro entre sus sueños. Entreabre sus ojos y la ve. Sentada a su derecha, sobre su banco. No devuelve el saludo, en principio; prefiere observar antes de hacerlo. Joven, de pelo rubio y corta melena. Vestida ¡como van ahora! Cortas de todo, pantalón sin perneras, hasta los muslos, corto de talle, por no decir nulo; camiseta como si estuviese hecha con el retal de una tirada, casi sin ella y, como todas, contorsionista, pues esa forma de sentarse solo se consigue practicándola en una escuela.

La chica se agacha para coger algo de la bolsa y, el pobre viejo no puede evitar que sus ojos se fijen en el espectáculo que aparece al final de la espalda. No lo ve claro; el color si, es como rojizo, pero… ¿qué puede llevar puesto que nada le cubre?.

-¡Abuelo, saludar poco, pero mirar mucho!- le sorprende de nuevo la voz de la chica, al mismo tiempo que levantando el cuerpo, se tira del pantalón hacia arriba.

-Ya puedes tirar, ya, que como no te pongas dos al mismo tiempo…- la carcajada de la joven resuena en todo el parque.

-¿Le molesta que vaya así vestida?

-¡No, hija, no, para nada! Solo estaba algo sorprendido.

-¿Sorprendido? Pues miraba con mucho interés y para la edad que tiene…

-Cierto es que tengo edad, por eso mi desconcierto, ya que pocas cosas pueden sorprenderme.

-Pero.. ¿es que nunca ha visto las braguitas a una mujer?- sonríen los picarones ojos de la chica. Él, ante su mirada, hinche el pecho, como el pavo real abre su cola ante la hembra en celo, y sonriendo la mira despacio.

-Algunas he visto, si, aunque ya hace su tiempo; pero confundes mi mirada pues el deseo lo dejé guardado esta mañana en el baúl de mis recuerdos; miraba porque no entendía que es lo que dejabas ver…

-Pues tan fácil como mis braguitas y bajo ellas mi hucha…

-¿Tu qué? ¿Acaso había más de lo que he creído ver?

-Abuelo… pero ¿no ve la TV? Lo que ha visto es una braguita tanga y debajo mi hucha.

-Bien, bien, hija, no me expliques más que son demasiadas emociones para una sola mañana.

Sin aviso previo, la chica mira en todos los sentidos y levantándose, se baja la cremallera y el pantalón, quedándose momentáneamente en braguitas ante los anonadados ojos del pobre viejo.

-¿Ve?. Esto es una braguita tanga- y dándose la vuelta le enseña las nalgas en absoluta libertad –y esta es mi hucha- y, mirando la cara de estupefacción del hombre, suelta otra carcajada.

El buen hombre resopla sobresaltado y mientras sus ojos se van quedando en blanco piensa aun consciente: “No vuelvo, al parque no vuelvo nunca más…”